Tristan Charles Dominique es investigador en el Institut d’écologie et des sciences de l’environment de Paris (iEES Paris). Junto con Pere Pons, de la Universidad de Girona, colidera el área especializada (work package) de FIRE-ADAPT denominada “Conservación de la biodiversidad”. En esta entrevista explica de qué trata esta área de trabajo.
¿Cuál es el objetivo del área de trabajo dos – “Conservación de la biodiversidad”?
Recientemente, existe un reconocimiento cada vez mayor de que el fuego no es necesariamente malo para la diversidad. Algunos incendios forestales han existido antes que los seres vivos. Los incendios forestales pueden dañar la diversidad en algunos sistemas, pero también pueden ser necesarios para la diversidad en otros, y sabemos muy poco al respecto. Nuestra área de trabajo está recopilando y sintetizando toda la información sobre este tema. También estamos generando pautas para reconocer si la diversidad de un sistema podría beneficiarse del fuego.
¿Qué esperáis ver?
Como investigadores estudiando el fuego, muchas personas nos preguntan «¿es bueno o malo?», y ésta suele ser una pregunta que no podemos responder. Podemos decir que el fuego promueve o degrada parte de la diversidad, y este es un aspecto más a considerar cuando se quiere utilizar el fuego para gestionar el paisaje. Nuestro interés por los efectos positivos del fuego no significa que queramos promoverlo incondicionalmente. Lo que queremos es proporcionar argumentos que, junto con muchos otros argumentos, como si supone un riesgo para las personas o los bosques, podamos utilizar para tomar decisiones que tengan en cuenta la diversidad.
Por ejemplo, podría darse el caso de que se pierda diversidad si se elimina el fuego de algunas partes del paisaje. Entonces, hay que considerar este aspecto en su plan de gestión. No significa que el fuego sea bueno o malo, sólo significa que se van a perder algunos componentes del paisaje.
¿Cómo se estudia la relación entre biodiversidad y fuego?
En el área de trabajo “Conservación de la biodiversidad” hay especialistas en plantas, mamíferos, aves, insectos y microorganismos. Mi especialidad son las plantas, y algo único de ellas es que no pueden desplazarse, por lo que están sujetas a las condiciones ambientales. Si éstas son buenas, todo en orden. Si no, las plantas no pueden huir buscando mejores condiciones. En el caso de un incendio, si les llega, tienen que lidiar con él.
Muchas plantas pueden provocar fuego porque son inflamables, como las especies de pinos cuyas hojas (acículas) arden en el suelo o los pastos de la sabana. Nuestra primera pregunta sobre las plantas es cuáles pueden hacer esto.
La segunda pregunta es qué especies pueden sobrevivir al fuego y cómo lo hacen. ¿Es porque resisten las llamas? ¿Se esconden de ellas bajo tierra? ¿Crecen en lugares donde las llamas no pueden perturbarlas?
La última pregunta, y muy importante para nosotros, es cuál de estas especies necesita luz. Cuando el fuego es frecuente, abre el sistema, proporcionando luz a todos los organismos. Muchas de las especies que aman el fuego también odian la sombra. Esto significa que, si se elimina el fuego, el efecto a largo plazo es la pérdida de estas especies.
Un ejemplo de un rasgo que estudiais para investigar la relación entre las plantas y el fuego
El ejemplo más conocido de información que nos dice si las plantas se adaptan o no a una frecuencia determinada de incendios es el grosor de su corteza. Por cierto, el corcho que se utiliza para cerrar las botellas de vino se extrae directamente de la corteza de una especie de árbol adaptada al fuego que produce mucha corteza (el alcornoque, Quercus suber). La verdadera pregunta es cómo de rápido se produce esta corteza (la tasa de producción de corteza). Podemos calcularla conociendo el grosor de la corteza y la edad del árbol.
La tasa de producción de corteza indica qué tan rápido una planta se puede proteger contra el primer incendio al que se enfrentará. Por ejemplo, si necesita cinco años para producir su corteza y ser capaz de sobrevivir a un incendio, lo más probable es que los incendios en el sistema donde ha evolucionado ocurran cada cinco años o más. Si hubiera incendios con mayor frecuencia, esta especie moriría.
¿Cómo se relaciona vuestra investigación de FIRE-ADAPT con las otras áreas especializadas del proyecto?
Cuando hablamos de biodiversidad, como biólogos pensamos en términos de “ciencia dura” (número de especies, cómo funcionan los ecosistemas, etc.), pero el aspecto social es muy importante: cómo la definimos, la percibimos y la valoramos. Un buen ejemplo son las «especies bandera». Si piensas en conservación de la biodiversidad en términos generales, lo más probable es que te venga a la mente un oso polar. Resulta que el oso polar por sí solo es un contribuyente menor a su ecosistema porque es un depredador superior. Sin embargo, nos identificamos con él porque es un animal carismático que motiva a las personas a actuar. En los sistemas dependientes del fuego, ¿cómo podríamos elegir la especie bandera?, la especies dependiente del fuego que conmoviera a las personas y pudieran decir «oh, sí, claro, esta especie es importante”. En este sentido, nos ayudan los sociólogos del área de trabajo tres – “Servicios (inter)culturales y bienestar humano” para guiarnos en la definición de la diversidad.
También trabajamos con colegas en el área de trabajo cuatro – “Modelización y pronóstico”, a quienes enviamos los datos que recopilamos y con quienes construimos modelos de escenarios gestionados de manera diferente, y en el área de trabajo uno – “Dinámica del carbono”, ya que la diversidad y el carbono están fusionados. No se puede entender uno sin el otro.
¿Qué generará esta área de trabajo?
Haremos un repaso de la diversidad asociada al fuego, accesible tanto para científicos como para no científicos, explicando que parte de la diversidad puede depender del fuego y parte puede ser sensible a él, y que, por tanto, la gestión integral del fuego tiene que incluir el uso del fuego para promover la biodiversidad. Esto es difícil porque la idea de quemar para la diversidad es nueva y plantea muchas preguntas sobre dónde y cómo quemar, cuál es el estado deseado que queremos alcanzar y cuál será el resultado.
También elaboraremos y compartiremos protocolos para estudiar la diversidad en términos de fuego. El fuego se estructura en el espacio y el tiempo de forma diferente a otros factores ambientales que estamos acostumbrados a considerar. Por tanto, los procedimientos para obtener los datos que buscamos deben adaptarse a los objetivos de nuestra investigación. Nuestra idea es hacer que estos protocolos sean accesibles para investigadores y operativos y estandarizados, para que puedan aplicarse en cualquier parte del mundo. De esta manera, podemos comparar la ciencia y brindar una perspectiva más global sobre cuál es la diversidad asociada al fuego.
¿Cuáles son las próximas actividades en las que participas que te gustaría destacar?
En términos del área de trabajo dos, Pere Pons y yo impartiremos un taller en el Study Hub de Brasil, en junio, para intercambiar y proponer métodos estandarizados para estudiar y monitorizar la diversidad. Mientras estemos en Brasil, también realizaremos trabajo de campo para recopilar datos y aprender sobre la percepción pública de la biodiversidad dependiente del fuego.
Y en cuanto al Study Hub de Francia, todos los coorganizadores estamos planificando las actividades del consorcio que se llevarán a cabo a principios de 2025. Nos gustaría mostrar dónde el fuego es una historia de éxito en Francia, pero no sería representativo del panorama general. En algunas zonas del Pirineo los incendios de baja intensidad forman parte del paisaje. No le da miedo a la gente porque lo manejan, y la gente lo valora por la diversidad que proporciona y por cómo puede ayudar a renovar los pastos. Pero en la mayoría de los lugares de Francia no existen quemas prescritas a gran escala, la gente tiene miedo al fuego y hay acciones para demostrar que el fuego es malo para la diversidad. Cerca de donde vivo ahora, el fuego ha sido completamente excluido del paisaje. Hemos observado en los últimos 50 años un cierre y una homogeneización muy importante de la vegetación, y es algo que creo que también vale la pena decir, qué sucede cuando eliminamos por completo el fuego y cómo podría afectar a la diversidad a largo plazo.